Free lolas.
by Espadachin
Todo empezó con una de esas discusiones amistosas con unas copas de más que se van de madre.
—Jo, tía, como me gustan tus tetas.
—No, tía, las tuyas son mejores. Tienes un escotazo.
—Callate, puta. Que cuando te pones el vestido verde me dan ganas de follarte hasta a mí.
Siendo el único hombre en la habitación ambas se dirigieron a mí con las manos destacando sus atributos.
—¿Y tú qué dices? ¿Cuál las tiene mejores?
Yo, que había estado a mi bola mirando el móvil, de repente me encontré a dos tremendas mujeres ofreciendome que juzgara su delantera. Casi me atraganto. Obviamente no podía decantarme por una y que la otra se sintiera mal así que pedí algo que era difícil que me dieran.
—A ver, ambas las tenéis bonitas, pero así con las camisetas es imposible juzgar. Como no os vea en sujetador, no sé yo.
Para mi estupefacción, Marta se quitó la camiseta mostrando sus más que generosos pechos. Vanessa dudó un poco más pero el alcohol, las risas y la cara de estupefacción que puse hicieron de las suyas y también se quitó la camiseta. Marta me espetó:
—¿Y ahora qué?
—Wow, vaya. Ambas tenéis unos pechos más que bonitos. Miradlos, miradlos. Son estupendos. Casi se podría decir que son hipnóticos. Estoy seguro que de cuando queréis ligar atrapáis al chico que queréis fácilmente con ellos. Tan fácilmente como podéis caer en el canalillo de la otra. Marta los tiene más grandes, pesados, como su mente cuando mira un canalillo tan estupendo como el tuyo, Vanessa. Y tú, Vanessa, no puedes apartar la mirada del canalillo de Marta.
No sé si fue la desinhibición de lo que llevaba encima o qué diablos pero no pude resistir comenzar la inducción. Y a juzgar por como de absortas estaban cada una en el busto de la otra estaba funcionando bastante bien.
—Imposible apartar la mirada. Son como imanes que enganchan vuestra vista y vuestro cerebro. En vuestra mente solo están las tetas de la otra…
Y mientras iba poco a poco acercándome a la puerta, evitando hacer ningún movimiento que pudiera alertarlas.
—Eso es, muy bien. Estáis completamente perdidas en el escote de la otra. Escuchando mi voz mientras caéis más y más por el canalillo. Pero ahora que estáis tranquilas, calmadas, es hora de relajarse más.
Y de repente se me ocurrió una idea inspirada por unas tetas que siempre quise ver:
—¿Y que os relaja más que quitaros el sujetador cuando llegáis a casa? “Liberad las lolas” que diría una amiga… Y cuando lo hagáis, el poder hipnótico de vuestras tetas se liberará completamente y quedaréis profundamente hipnotizadas. Cuando cierre la habitacion estaréis en casa y como siempre lo primero que haréis será quitaros el sujetador.
Y con toda la suavidad que pude, cerré la puerta.