–Venga va, no seas tan dura. En el fondo sé que quieres probarlo, que tienes curiosidad.
–Sí, pero no. Tengo curiosidad y miedo.
Es viernes por la noche en casa de Leticia y su compañero de piso. La conversación ha derivado hacia la hipnosis. El compañero de piso se jacta de saber hipnotizar.
–Hagamos unos test primero, no te hipnotizaré con los test pero veré como de sugestionable eres.
–Vale, ¿qué hago?
Le pide que eleve sus brazos y ponga una de las palmas de la mano hacia arriba, que cierre los ojos y que imagine que está poniendo un libro muy pesado en esa mano y unos globos de helio en la otra. Que el libro pesa mucho y los globos son muy ligeros, que imagine el peso del libro y la ligereza de los globos…
–Abre los ojos, Leticia.
–Joder…
La mano de Leticia que “sostenía” el libro estaba a la altura de su cadera, el brazo con “los globos atados” estaba casi vertical.
–Va a ser que soy muy sugestionable. Venga, va, que ha estado guay, sigue.
–Lo has hecho muy bien.
Su compañero extendió la mano derecha para felicitarla pero cuando Leticia extendió la suya, su compañero la agarró por la muñeca y la llevó por encima de sus ojos. Una gran confusión invadió su mente mientras su compañero de piso le hablaba con voz firme.
–Mira tu mano. Mira la palma de tu mano. Buscan un punto en la palma de tu mano. Eso es, muy bien, Leticia. Ahora vas a comenzar a sentir como la mano cae hacia tu cara. Como si una fuerza magnética la atrajera. Deja que se acerque. Muy bien. Y cuando tu mano toque tu cara, cerrarás los ojos y te relajarás completamente. Completamente relajada cuando tu mano te toque… Duerme, Leticia. Duerme profundamente. Sueño. Cae…
