Conversaciones
by Espadachin
—He leído la inducción de la mujer desnuda—dijo ella.—Es interesante, buen mcguffin. Y leí mal al principio y pensé que ponía “desnudarte y correr”.
—Sí, Claudine.
—Si me hubiera desnudado no te lo diría —se carcajeó ella. —¡¡Nunca lo sabrías!!
—Saori wa shitagau —fue su automática respuesta.
Hacía años que estaba hipnotizada por mí pero, a petición suya, lo había olvidado en absoluto. Ella creía que nunca la había hipnotizado y jamás la iba a hipnotizar y teníamos esta relación de risas con lo de ser una bratty. Yo no olvidaba que, en el fondo de su ser, era toda una hipnofetichista que disfrutaba de mis historias como la que más.
—Sí, amo.
—No, amo. Me corrí después, leyendo lo de Amarna.
—Estoy muy mojada, amo.
—Gracias, amo.
—Obedecer me da placer—el mantra acudió rápidamente a sus dedos.
—Que nooooo. Que si quieres me pongo bratty, te toco las narices y lanzo bomba de humo—amenazó ella.
—Será si yo quiero —se burló ella.
Pero yo sabía perfectamente que, sin que ella fuera consciente de ello, se estaba cambiando las bragas mojadas para irse a la cama mientra la ola de placer que sentía al cumplir mi orden de descansar invadía su cuerpo.