Al abrir los ojos

by Espadachin

Tags: #dom:male #humiliation #microfiction #pov:bottom #Spanish #sub:female #exhibitionism #f/m #fractionation
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Leo está siendo repetidamente fraccionada en una fiesta. Todo es muy raro.

Al abrir los ojos le costó un poco volver a hacerse una composición de la habitación. Una decena de rostros la rodeaban con expresiones de sorpresa o incredulidad. No recordaba bien qué había pasado. La cacofonía de voces la golpeó en su aturdimiento

—Hala, tía, qué fuerte. ¿De verdad no podías levantarte?

—Y tenías la mano completamente pegada a la pared.

—¿Cómo se siente al estar hipnotizada? ¿Nos podías oír?

Hipnotizada, sí, claro, la había hipnotizado. La había hipnotizado ese tipo que le entró tan de sopetón, y había hecho ademán de darme la mano solamente para girar su muñeca y decirle que mirara un punto en la palma de su mano.

Y duerme…

Al abrir los ojos se encontraba a cuatro patas en el suelo, su mejilla pegada a la pierna de una chica que la miraba y se reía mucho. Otra vez estaba un poco aturdida sin saber muy bien lo que había pasado. Otra vez un muro de risas la golpeó.

—Muy bien, Leo, has sido una gatita muy buena.

—Era increíble. Parecías una gatita de verdad, jugando con un ovillo, persiguiendo un puntero láser.

¿Gatita? Maldito hipnotizador. ¿Qué se ha creído este tipo? ¿Que puede humillarme delante de mis amigos? Notaba el calor de sus mejillas. Claramente de vergüenza. Pero había algo más que provocaba su arrebolamiento, algo más que no podía detectar del todo bien, como si se le escapara de entre las manos cuando estaba a punto de asirlo. Y el hipnotizador chasqueó los dedos.

Y duerme…

Al abrir los ojos se encontraba casi desnuda en mitad de la habitación, su ropa, a sus pies. Esta vez no fueron las risas sino los aplausos y los silbidos los que asentaron su cabeza.

—Bravo. Tremenda.

—Madre mía, Leo. No sabíamos que bailabas así. 

—Por favor, dime donde has comprado ese body, lo necesito.

—Como mola ese tatuaje, tía.

El maldito hipnotizador la había hecho bailar y desnudarse como un vulgar stripper. Y llevaba ese body porque está noche iba a terminar con un chico que le gustaba, estaba completamente decidida a seducirlo, pero ahora mismo no podría decir muy bien quién era ese chico. Estaba roja como un tomate, completamente abochornada. Maldito hipnotizador, ¿quién se había creído que era para traspasar todos sus límites? Y una esfera de cristal cayó ante sus ojos y ya no existió otra cosa en el mundo para ella.

Y duerme…

Al abrir los ojos se encontró en una habitación a solas con el maldito hipnotizador, sabía que no era una situación en la que sentirse segura pero de algún modo, lo estaba. Se sentía tranquila y segura. ¿La había hipnotizado para que se sintiera así? Al fin y al cabo era un extraño. ¿Por qué no estaba aterrada?

—Abre la presa, Leo.

Y escuchar esas palabras fue efectivamente como abrir una una presa, una presa de recuerdos que la arrollaron. El maldito hipnotizador es Raúl, un chico con el que lleva tres meses viéndose. Había conocido a Raúl a través de una amiga. Conectaron enseguida y un día descubrieron, por casualidad, su mutua fascinación por la hipnosis viendo un programa en la tele. Hacía cosa así de un año que había descubierto lo que le ponía que la hipnotizaran pero no se atrevía a confesárselo a nadie y de repente había encontrado a otra persona como ella. Se sentía afortunada.

Le había contado que una de sus mayores fantasías era ser hipnotizada en un espectáculo así que, durante una semana, Raúl la había hipnotizado para que no recordara quién era él, incluso que no fuera consciente de que la hipnosis la excitaba. Habían planificado juntos todas las sugestiones que iba a implantarle durante la fiesta y nadie allí sabía que llevaban meses viéndose. Solo su amiga común, con la que se habían compinchado.

— Me he pasado toda la fiesta cachondísima y no sabía por qué. Y eso me ponía aún más cachonda pero no se lo podía decir a nadie. Ni a Marta. Y cada vez que me hipnotizabas, ¡buf! ¡Ha sido putoperfecto! Te quiero.

—Gracias, cariño. Ha sido una de las mejores cosas que he hecho. Me lo he pasado en grande. Gracias por confiarme tus fantasías y prestarme tu imaginación—. dijo mientras la besaba en la frente. —Por otro lado, me encanta el body que has elegido, eso lo dejé completamente a tu elección y no me has defraudado ni un ápice. Pero ya lo he disfrutado bastante. Ahora vamos disfrutar los dos, cada uno a nuestra manera. ¿Estás conmigo, Leo?

Su mente quedó completamente vacía, su mirada perdida en el infinito y su voz pronunció con cadencia monótona:

— Estoy contigo y soy tu esclava hipnotizada.
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